Llegando a destino.

Seguíamos en la ruta, tenia mucho cansancio de tanto viajar, en la practica
desde que salí en el día de Navidad de Córdoba que estoy viajando, con
paradas intermedias, pero viajando.

A la mitad del camino luego de casi 3 horas de viaje, nos encontramos con el
otro vehículo de MSF, en el puesto de salud de Alfándega, allí nos esperaban
el Coordinador médico de la misión. No termino de darme los saludos
correspondientes que me comento que en el puesto había una niña con
paludismo severo complicado que le preocupaba mucho, inmediatamente la
fuimos a ver. La niña tenia dos años, mucha fiebre y ya mostraba signos de
una anemia muy severa y su respiración era dificultosa, necesitaba urgente
una transfusión. Este puesto de salud depende del municipio, y es atendido
por un técnico de salud (en Argentina los llamamos agente sanitario) que es
una persona de la localidad que tiene un minimo de entrenamiento en algunos
casos. Decidimos buscarlo para comentarle nuestra preocupación.

El técnico de salud no estaba, luego de unos minutos que varias personas
fueron a buscarlo llego, bastante ebrio por cierto. Por cierto respeto le
comentamos nuestra intención de llevarla con nosotros, a lo cual él dijo que
tenia que preguntarle al administrador (intendente)!! Mientras nosotros
ingresamos nuevamente al pequeño puesto de salud para terminar de valorarla
y hablar con la familia para ver si estaban de acuerdo de ir con nosotros.
Por suerte la familia asintió inmediatamente. Inmediatamente subieron los
padres que tendrían unos 16 años con la niña en brazos y unas pocas
pertenencias para los siguientes días. Al volver el técnico de salud, nos
dijo que el administrador dijo nosotros teníamos que ir hacia donde él
estaba. Lo único que dijo que estuvimos de acuerdo fue que quería que la
lleváramos a la clínica en donde trabaja MSF y no a otra pequeña clínica que
hay en el camino.

Como pudimos hicimos lugar en el vehículo, adelante el chofer, el
coordinador médico, con su señora, y atrás madre con la niña en brazo y el
padre, y yo, los cuales no estábamos muy cómodos porque además llevábamos
las tiendas y damas bultos.

Pero ya se sentía distinto, arrancamos, mientras veíamos al otro vehículo
volver a su origen por la ruta pavimentada en la que veníamos, nosotros
doblamos por un estrecho camino de tierra, ni paramos en lo del
administrador, seguíamos viajando, pero el viaje había terminado, ya
estábamos trabajando, ya tenia un sentido cada kilómetro que recorríamos, se
llamaba Joana la pequeña niña...

Comentarios

Entradas populares