Mazambi



Es una niña de unos 13 años de edad. La conocí porque tuvo la mala suerte de tener una meningitis. Llego una tarde al Centro de salud, desde su pueblo a unos 25 kilómetros de distancia, la habían traído en motocicleta. Sentía un gran dolor en la columna y el cuello, tenía el típico signo de la meningitis: la rigidez de nuca. Hicimos la punción lumbar, que permite retirar una muestra del líquido céfalo raquídeo para confirmar el diagnóstico y mediante unas simples pruebas rápidas por reactivos podemos determinar el tipo de germen responsable de la infección. El color blanquecino del liquido que salio lo confirmaba, una meningitis sin lugar a duda. No esperamos a realizar las pruebas para comenzar con el tratamiento, era urgente, su vida dependía de la aplicación del antibiótico. Según los protocolos que estamos utilizando corresponde comenzar con un antibiótico llamado ceftriaxona, el cual viene en unos frascos con polvo que se tiene que preparar antes de su aplicación.
Demoro unos dos días para comenzar a mostrar una buena mejoría. Uno de estos días mientras pasábamos la visita médica alcancé a notar que traía puesto un collar, era un simple hilo con algo colgante, algo que me había llamado la atención así que con su permiso agarre el collar, y pregunte: “¿Qué es esto?” yo sabía muy bien lo que era, pero la verdad que me sorprendió. Con cierta timidez la madre me respondió que era medicina tradicional. Acá es muy común que se cuelguen hilos con trozos de maderas, o con tapas de los bolígrafos, semillas, frascos pequeños con barros medicinales adentro, paños atados donde da dolor, pequeños cortes en la piel, o enemas de yerbas medicinales como remedios de la medicina tradicional, tanto para combatir la dolencia o el hechizo que tiene la persona enferma. Trate de averiguar mas, donde lo habían conseguido, que habían hecho con lo que había adentro de ese “amuleto”. No me respondía bien claro, entre la timidez, la vergüenza y la dificultad con el portugués. Pero no lo había conseguido en el centro de salud, sino en lo de una señora que deshace fetichos. Al final le dije: “Bueno, no importa, pero conserve bien ese collar, que en cierta manera, gracias a ese amuleto se ha salvado su vida.”
Casualidad? este amuleto era un frasco vacío de Ceftriaxona, la misma medicina que le había salvado la vida...

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