El gran vuelo... 5
vez. En poco tiempo ya estaba arriba, esta vez de un twin otter rumbo a
Juba. Nuevamente pegue mi vista a la ventana intentando no perder detalle
del suelo Africano. Casi una hora después podía ver a través la ventana del
bimotor la silueta marrón del Nilo, solo pensar en todas las historias que
pasaron por este interminable río. Ahora era el momento en el que mi
historia se cruzara con el Nilo, y con todas sus historias. De ahora en mas
mi historia es una mas de las millones que forman parte de la historia del
Nilo.
Cada vez a menos altura nos Íbamos aproximando a Juba, la Capital de Sur
Sudán. Es seco, la vegetación es escasa a ambos márgenes del rió, la tierra
tiene casi el mismo color que el agua. El calor se comienza a sentir aun
antes de aterrizar, mas calor que en Loki, mas calor mientras nos acercamos
al suelo.
El avión descendió el tren de aterrizaje y toco tierra Sudanesa. Una pista
de aterrizaje larga pavimentada, resistiendo al calor. Al fondo aviones
militares de la UN troops (cascos azules). El edificio del aeropuerto de
una sola planta, la pintura que se desezcama mostrando otra pintura mas
vieja aun, también cayéndose, dejando ver a su vez otro color mas, y otro,
muestra de lo único que le han hecho al edificio con el pasar de los años
fue pintarlo cada tanto. Las señales pintadas a mano, en ingles y arábico.
Las gente va vestidade diversas formas, algunas con túnica árabes, otras
con las típicas vestimentas africanas multicolores, también como en todos
lados, alguno con la gorra con el logo de Nike, y la camiseta de Bob Marley.
Además había muchos militares, con todos los uniformes posibles, algunos de
guardia y armados con ametralladoras Kalasnikov, otros simplemente paseando
su traje de gala por el aeropuerto. E infaltable, como en todo aeropuerto,
algún grupo de monjas esperando su avión. Luego de dar unas vueltas por el
pequeño edificio, logre comprender cual era el mostrador donde tenía que
hacer sellar mi pasaporte. Despues de este trámite tuve que esperar unos 20
minutos hasta que apareció un coche de MSF, ya estaba pensando que tendría
que subir a otro avión, ahí mismo hacia Yambio. El chofer, un sudanés tan
flaco que hasta sus huesos eran flacos, me llevo hasta la casa MSF. Por
suerte aca el volante del auto estaba en su lugar, no como en Kenia que
andan en contramano, con el volante del auto a la derecha! Lo cual Nairobi
producía en mi una sensación de choque inminente cada vez que doblabamos en
una esquina y veia un auto viniendo en contramano, luego el taxista pasando
por el otro lado, y yo en el asiento del conductor sin un volante!
Este chofer me llevo hasta la oficina de MSF en Juba, durante el trayecto
que no fue muy largo debí haber perdido dos litros de agua en transpiración,
y ganado dos kilos de tierra debido al polvo que hay por todos lados por lo
seco del lugar. Juba es una Cuidad particular, calles de tierra, casas de
adobe al lado de casas de material, algunas bastante grandes. Muchos
vehículos, la gran mayoría 4x4, la gran mayoría con logos de distintas
organizaciones, algunas ONG, pero muchos, muchos de UN.
Ya en la oficina me fueron presentando a todos los demás expatriados que
había por ahí, estaban todos muy ocupados, si bien no hay proyecto estable
en Juba, cuando llegue yo estaban trabajando en la emergencia por la
epidemia de colera, pero también en la epidemia de meningitis que azotaba la
region.
No habría pasado mas de dos horas cuando me dijeron lo inevitable: "Mañana
tomas el avión para Yambio." Yo ya estaba resignado a seguir subiéndome a
aviones. A todo esto, no se si les comente, mis bolsos estarían por algún
lado entre Nairobi y Ámsterdam, yo iba con lo puesto.
Para mi suerte pasadas las horas me avisaron que había un problema y yo no
salía en la lista de pasajeros, así que tendría que esperar hasta el próximo
vuelo que era el viernes, Suerte, o no, la verdad que me quede en Juba
sufriendo el calor terriblemente, transpiraba incluso mientras me duchaba
con las aguas marrones del Nilo, (No hay sistema de agua potable funcionando
en Juba, y el cloro no le quita el color marrón). Por suerte pude ir con el
resto de expatriados a tomar alguna cerveza Nile special, a la orilla del
nilo, en el bar Oasis, disfrutando del reflejo de la luna sobre el Nilo y de
la brisa algo mas fresca del rio. Mientras contemplaba las agua calmas del
nilo, me imaginaba cocodrilos, exploradores, hipopotamos y tantas otras
cosas relacionadas con todo lo que conocemos acerca del Nilo. Estaba por
primera vez sentado con mis pies a menos de un metro del Nilo. No lo estaba
soñando.
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